Formula 1: ¿Fuerza o Visión? ¿Que tienen que ver la óptica?


La Fórmula 1 es un deporte de velocidad en el que todo pasa muy deprisa. Los pilotos  con los mejores reflejos tendrán más posibilidades de éxito. Un buen estado de forma es una de las claves, pero no la única. Una mayor o menor agilidad visual también hace ganar o perder carreras.

Batack - Formula 1 y la visiónHace un tiempo fui invitado por Renault a un curso de conducción de un Fórmula1. Imagínense, aprender a conducir una bestia de 800 caballos en un sólo día. Imposible. La experiencia, eso sí, brutal. Un privilegio, ciertamente. Fue en el circuito de Paul Ricard, en Francia. Dar una vuelta, aunque fuera muy lenta, con aquel Renault era el regalo final de una jornada que empezaba con unas pruebas físicas que permitirían hacernos una idea de la preparación que precisa un piloto de F1.

Una de las más sorprendentes fue la que sirve para aumentar la velocidad de los reflejos  visuales. ¿Alguna vez se han preguntado cómo se preparan Fernando Alonso, Lewis  Hamilton, Sebastian Vettel y compañía para el estresante momento de la salida? ¿Cómo evitan embestir y ser embestidos en un momento en que aceleran de 0 a 200 en 4 segundos con 23 coches más a su alrededor? El secreto se llama BATAK. Casi todos los equipos disponen de este artilugio. Se trata de un panel de unos dos metros cuadrados con 12 luces que se van encendiendo aleatoriamente de manera individual. El piloto se sitúa tan sólo a dos palmos del panel y tiene que ir tocando las luces que se encienden. Cuando la toca, la luz se apaga y se enciende otra. De esa manera, se potencia la coordinación entre el ojo y la mano. La prueba suele realizarse en periodos de un minuto. En ese tiempo Alonso tiene el record absoluto: 135 toques (¡más de dos por segundo!). La mayoría de pilotos llegan con facilidad a los 100. Si tienen curiosidad, un servidor no pasó de los 59. “El entrenamiento con el BATAK es muy útil para la salida pero también para los adelantamientos. En F1 no hay muchas oportunidades para adelantar y hay que  estar siempre preparado para aprovechar el más mínimo espacio. Con esta máquina  logramos recortar nuestros tiempos de reacción”, explica Jenson Button, piloto de  McLaren y campeón del mundo en 2009. Efectivamente, actuar un par de centésimas más deprisa que el rival puede marcar grandes diferencias.

Alguna vez habrán visto por televisión el volante de un F1. ¡Son auténticos ordenadores  portátiles! Cada temporada tienen más botones. Un botón para la radio, el KERS, el limitador de velocidad, otro para accionar el sistema de bebida, el alerón móbil, etc, En la actualidad, los volantes de todos los pilotos se acercan a la treintena de botones. Traten de imaginar la dificultad de encontrar uno de esos botones, o incluso dos a la vez, cuando se está rodando a 300 km/h y vigilando además por los retrovisores. El ojo tiene que  funcionar muy rápido.

Eso lo sabe bien Xavier Martos, el preparador físico del mejicano  Sergio “Checo” Pérez, piloto de Sauber y una de las sorpresas positivas de este mundial  2012, con su podio en Malasia. Martos tiene claro que un piloto con mucho músculo pero poca agilidad ocular no podrá presumir nunca de buenos resultados. Es por ello que somete al “Checo” a un entrenamiento más bien peculiar.

En su gimnasio de Barcelona, Martos dispone de un simulador en el que Pérez se sienta a pilotar. Pero no para aprender trazados o mejorar la técnica. Sólo para entrenar los ojos. Pilota sin casco y con unas gafas de visión reducida o oclusivas. Nos explicamos: se  trata de unas gafas que producen el efecto de un parpadeo constante –que además se puede graduar en su frecuencia y rapidez-. “Así conseguimos unas condiciones incluso peores de las que Sergio encontrará en una carrera real y logramos que su capacidad de concentración respecto lo que ve sea mayor. Que tenga más agilidad mental”. ¡Pero los  retos no acaban aquí y Martos ha inventado el más difícil todavía!

A lo que acabamos de explicar añádanle ahora, a cada lado de la pantalla, una cartulina  llena de letras idénticas a las clásicas utilizadas en las consultas de los oculistas (optotipos). Pérez tiene que pilotar con las gafas oclusivas sin salirse de la pista del simulador y a la vez desviando la vista a derecha e izquierda para identificar las letras que le va pidiendo su preparador. Se trata de sacar el máximo partido de los movimientos sacádicos (rápidos) del ojo y aprovechar al máximo todo el campo de visión periférica que permite el ojo  humano. “Este tipo de entrenamiento es ideal para tener una sensación más clara de lo que hay en cada momento, de lo que tienes que hacer en cada situación. Que el hecho de buscar los botones sea cada vez más automático, más interiorizado”, dice Pérez.

Uno de los juegos que más divierte al piloto de Sauber es el del ping-pong. La mesa es  más corta de las normales y Martos le hace jugar con un casco siempre puesto. Así, para buscar la pelota dispone del mismo campo de visión que tiene cuando pilota su  monoplaza en los circuitos, ni más ni menos que el que le permite la visera del casco.

Cualquier truco, cualquier estrategia es buena para mejorar la capacidad de  concentración de unos atletas que completan carreras de 300 kilómetros a velocidades de vértigo. Un piloto puede llegar a perder hasta cinco quilos en un Gran Premio y las últimas vueltas pueden convertirse en infernales. Y también en ese momento sufre la vista. Esa fatiga, el continuo paso por encima de los pianos y las vibraciones procedentes de los neumáticos pueden incluso hacer que la vista se nuble, con el peligro que ello conllevaría. Así que, al volante de un F1, fuerza sí, mucha, pero buena vista también.

Artículo incluido en el nº 14 de la Revista Innova Ocular

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